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Imagen sacada de www.iarse.org/
Cuando un jefe inspira temor e inquietud en sus empleados existe un problema ya que no se genera confianza para innovar y esto dificulta lograr los objetivos deseados, dice Jazmín Mendoza, de Ceyse, ya que para ello es esencial que la relación con el jefe y con el equipo de trabajo sea sólida para obtener un desempeño óptimo.
“Si le interesa conservar su empleo hay que hacerle frente a esta situación y estar consciente que es muy difícil que el dirigente cambie, lo mejor será definir la relación en términos estrictamente laboral y verlo como un reto profesional y seguir algunas estrategias”, aconseja Mendoza. -Debe superarse en el trabajo, esmerarse por hacer las tareas lo mejor posible.
-Sea crítico con su trabajo más que su propio jefe; de esta forma será el primero en encontrar los puntos que se pueden mejorar.
-Prepárese con anticipación para cualquier supervisión que su superior le pueda hacer.
-Mantenga todo en orden.
-No se ponga a la defensiva, no lo tome como una cuestión personal, si no como situaciones de trabajo, de lo contrario se complicará más la comunicación con su patrón.
Poca comunicación
La gran preocupación en las organizaciones suele ser la comunicación institucional, pero casi nadie se ocupa de la relación cotidiana entre el líder y empleado, asegura el especialista en Comunicación Organizacional, Iván Cabañas.
Así como se imagina al mejor jefe con buen carácter, educado y comprensivo, se asocia al peor con la irritabilidad y la dificultad en la relación. Ante un jefe irritable, neurótico, ansioso, el empleado se siente bloqueado y disminuye su concentración. Usted concéntrese y haga su trabajo.
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